Ledesma, uno de los pueblos más bonitos de España, combina patrimonio histórico único, naturaleza junto al río Tormes y es el acceso a las Arribes del Duero.
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Ledesma constituye una de las localidades más destacadas de la provincia de Salamanca. Ubicada a 35 kilómetros al noreste de la capital, su término municipal tiene una superficie total de 141,22 km² y se encuentra a una altitud de 780 metros sobre el nivel del mar, con una población que ronda los 1.500 habitantes en la actualidad.
Desde 1975, Ledesma ostenta la declaración de Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico, y en 2018 entró a formar parte de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España, debido a que se trata de un conjunto con importantes recursos patrimoniales.
Cuatro de ellos poseen la declaración de BIC: el castillo-fortaleza, la Iglesia románica de Santa Elena, la Iglesia de Santa María la Mayor y el Puente Mocho con los restos de la calzada romana.
La situación estratégica de Ledesma, a orillas del río Tormes, de fácil defensa, junto al menhir y al verraco, sugieren la existencia de un castro prehistórico como primer asentamiento del lugar.
Los testimonios que aún se conservan de la época romana atestiguan una ocupación de cierta importancia. Algunos ejemplos son los puentes de origen romano y el término augustal, que actualmente se encuentra empotrado en la pared nordeste de la iglesia de Santa María la Mayor.
La presencia musulmana es recordada por una leyenda de gran arraigo en esta villa que cuenta el martirio de Nicolasín, hijo del señor árabe de Ledesma, que se había convertido al cristianismo, y de los clérigos que lo habían bautizado.
Con Fernando II de León llegó la repoblación definitiva, así como la construcción de la muralla, además del otorgamiento del Fuero en 1161. A partir de ese momento se inicia en la villa una etapa de esplendor, convirtiéndose en un destacado centro político y en un punto estratégico de gran importancia para la comunicación entre los territorios del Norte y Este de León, además de articular las relaciones de los núcleos circundantes, dado que, en el vado del Tormes, al pie de la villa, se entrecruzaban distintas vías pecuarias.
El Fuero de 1161 marca el inicio del periodo de esplendor de la Ledesma medieval, eje político y estratégico del Reino de León.
Suceden años en los que la Ledesma medieval ganó y perdió su condición señorial según los avatares históricos, hasta que en 1462 el rey Enrique IV cedió el dominio a don Beltrán de la Cueva, su favorito, como conde de Ledesma, perteneciendo desde ese momento y hasta la disolución del régimen señorial en el siglo XIX a sus legítimos descendientes.
Pero el potencial turístico de Ledesma no solo se sustenta en la importancia de su pasado y patrimonio histórico, sino también en su riqueza natural.
Cuenta con un emplazamiento privilegiado en la ribera del río Tormes y, considerada como puerta hacia las Arribes del Duero, supone un espacio de centralidad entre dicho Parque Natural y la ciudad de Salamanca, uno de los destinos turísticos de interior más importantes de España.
Entre la historia y la naturaleza, Ledesma se alza como la puerta de entrada a las Arribes del Duero y uno de los destinos más auténticos de Castilla y León.